domingo, 29 de abril de 2007

Buscar sin necesidad

Es un texto viejo que adquiere un nuevo significado.
Más aún colocándolo en este espacio...


A quien amo, busco y deseo…

…sin necesitarlo.

A quien deseo –aunque no me necesite-

me busque eternamente.


Te busco

pero sé que puedo sola,

sé que he construido cosas para mí

y ahora deseo compartirlas.


Te necesito

pero no porque sin tí no sabría que hacer

sino porque bailar, cantar, compartir, conversar

a tu lado siempre ha sido hermoso.


Te deseo

no porque sólo tú puedas hacerme sentir

sino porque lo que sentimos, compartimos y soñamos

hace desear al otro por siempre.


Te amo

no porque tú eres quien llena toda mi vida

pero sí porque tu olor, tu calor, tus cariños

recuerdan todos los momentos vividos juntos.


Y así,

quiero que me necesites sin depender de mí,

que me desees sin responsabilizarme de tu felicidad

que me ames sin restringirnos

y que me busques… cuando ya no me necesites.


martes, 24 de abril de 2007

Dos décadas atrás


Para: Laurita Arias
De: Nísida Marchena

Recuerdos.
Que Dios la bendiga.
19-04-2007


Que un alumno recuerde a su maestra por lo especial que fue en su proceso de aprendizaje, es una historia que suena más conocida. Pero que una maestra conserve como recuerdo uno de los dictados de su alumna por 20 años, es una historia que me parece genial. Al menos a mí que en este caso soy la alumna.

Sé que ella –mi maestra de primer grado: la niña Nísida- ha tenido un cariño especial por mí desde cuando fuimos maestra/alumna y que pregunta por mí al encontrarse con mi padre por las calles de Santa Cruz. Pero que llegara al trabajo de papi a pedirle exclusivamente que me entregara un pedazo de hoja en el que escribí en 1987 un dictado hecho por ella fue algo que me caló. Al recibir la noticia de ese recuerdo guardado por 20 años hizo que me conmoviera y me hiciera pensar entonces en lo que –como antes les dije- sí es una historia común: la del aprecio de una alumna por su maestra.

Y es que había olvidado tantas cosas! Ella rompió con lo común y evitó rigidizar normas. Hizo desde las cosas más grandes como defenderme de un intento de abuso de uno de mis compañeros, hasta los detalles más pequeños pero tan importantes para mí como aquel.

Aparecen un par de estas pequeñas grandes historias. Una fue la vez que detestando yo los baños de la escuela y habiendo aguantado ya demasiado tiempo, las ganas de orinar fueron incontrolables. La maestra pregunta por el motivo del chorro en el suelo y de inmediato dice en voz alta: “Debe ser que se les puso mucha agua a las plantas y se está regando” y le pide a una de mis compañeras (pobre!!!) que limpie el reguero. Creyendo yo que había podido engañar -con mi silencio- hasta a la maestra de lo realmente acontecido, me voy lo más pronto posible de regreso a casa. Mi sorpresa fue cuando la niña le contó la historia a mami y supe de su disimulo frente a mis compañeros.

Un segundo momento importante se dio al recibir un examen de matemáticas en el que la calificación era un 100. Recibo el examen y la niña me indica que hice unas operaciones con suma cuando las indicaciones pedían restar. Me señaló que por mi trabajo cotidiano estaba segura de mis conocimientos y me pedía que estuviera más atenta a lo pedido para la próxima ocasión.

De esta y muchas otras formas, la niña Nísida me mostró que creía en mí, en mi capacidad. De esta forma esa niña pequeñita, flaca y muuy callada, fue descubriendo sus habilidades, buscando colaborar con los que lo necesitaran y evitando exponerlos, vulnerabilizarlos frente a los demás.

Estoy segura que hasta las historias corrientes, repetidas, cotidianas –como lo es el cariño hacia la primer maestra de primaria- son dignas de contar.

Paternidad inusual



“Papi, ya quiero irme a la casa porque van a dar Mr. Been”.

Pareciera una frase común y corriente pero en realidad eso depende de los actores que estén en juego. En este caso la frase no es tan cotidiana. Habría que conocer quién es su padre: un hombre adulto de edad madura que, aunque no vive con la madre de la niña, se permite disfrutar a su hija y pasar tiempo con ella con mucha frecuencia. Si no supieras quién es, podrías pensar que no hay nada extraño en ello. Pero no. El escucharlo la Navidad pasada dando la bendición después del rezo del rosario familiar mientras mantenía a su hija dormida en sus regazos fue para mí algo extraordinario. Hermoso pero muy poco usual. Y al escucharla hoy decirle “papi”, vuelvo a preguntarme cómo se construye ella alrededor de esa palabra. Qué le significa. Qué dificultades le trae y qué montón de cosas aprende con ella.

Al verlos hoy a ambos en la reunión familiar de los Ulate, me acerco a saludarlos y conversar un rato con él. Me gusta dialogar con él desde que fui a impartir unos talleres a parejas en la parroquia donde él antes trabajaba. Vamos entonces mi prima y yo a saludarlo. Y es cuando damos inicio al tema:
Prima: Puede creer que yo no conocía a su hija (que ahora tiene como 7 años tal vez).
Primo: De veras? Ella es Sherim.
Prima: Se parece mucho a usted.
Primo: Sí, esta parte de los ojos –dice señalándola. Monseñor me dice: Qué hubieras hecho si se te hubiera ocurrido negarla. (Risas)

El me parece una persona muy valiente, que ha hecho todo lo posible por hacer las cosas de la mejor manera, pensando en lo que podría ser mejor para su hija y la madre de ella, sin olvidarse a final de cuentas de sus propias metas, sus propios caminos. Muy a pesar del fuerte choque que fue para muchos en la familia y a pesar de todas las críticas del pueblo natal de ambos, donde él incluso trabajaba en ese momento.

Digamos que puedo ver claramente el espacio que él le abre a Sherim para darle su lugar como hija. Para honrarla y amarla. Y puedo ver también cómo la familia Ulate ha aprendido y madurado con esta historia. Pero, …y el resto? Los demás? Los que se supone que están afuera pero que rodean a Sherim y conocen su historia origen? A su edad imagino que ya no es un “¿que sucederá?”; ya habrá tenido que enfrentarse a esto con sus amigos de escuela. En el kinder siempre se habla de la profesión de los padres.

¿Cuáles serán las palabras de Sherim frente a su gente, a sus amigos y conocidos? Cómo significa ella esa historia que su padre, al presentarse, expresa como:
- Soy sacerdote. Tengo también una hija, -la abraza- Sherim. Su madre es de acá mismo, con todas las implicaciones que eso ha tenido…

Sobre la espera II

Luego de preparar una ensalada y hacer una relectura de lo que recién termino de escribir pienso en las cenas sin probar, prendas sin mostrar, noches no compartidas, besos no dados, cama solitaria.

Y así en este instante estoy con el plan B de la noche: escribir.

Sobre la espera




Primero pensé: la verdad eso de ser crisálida no me está gustando. Siempre a la espera. Odio esperar.

Pero luego maduré la reflexión. Hay algo que hace distinta a esta espera. Una espera esperanzadora. Una espera que habla y me dice que algo muy bueno está por venir. Y que se acerca. Que no es ilusión. No es un espejismo. Esta vez no es un engaño, ni un sabotaje. Algo grande se está acercando, y se oye el retumbar del suelo en cada paso… y avanza.

Antes –pensé- se erizaba la piel con el sólo imaginar que alguna vez despertara y buscara aproximarse. “Y si no me ve o no se mide y al avanzar me aplastara?” “Y si brincando de felicidad al verme, busca jugar conmigo y sin querer me lastima al hacerme un cariño?

En cambio ahora que se acerca, que se siente muy cerca, y que yo misma me he acercado, la espera de tenerlo de frente, de estar frente a frente, se hace taaan larga. Ese retumbo –ahora lo sé- no es porque es gigantesco ni monstruoso, sino porque es firme en su andar. Es seguro en su marcha. Sabe lo que quiere y hacia dónde se dirige. Por qué entonces tarda tanto en llegar?

Ahora sé que quien se acerca no es mi enemigo. Ni soy yo –para sorpresa de otros- el monstruo devora-todo de lo que se está por acercar. (Eso de ser grande o pequeño, malévolo o inofensivo, manso o guerrero es tan relativo!!!)

Sé que ambos nos acercamos en busca de la mirada del otro y que al estar frente a frente ninguno tendrá que inclinarse para mirarse a los ojos. Lo sé porque lo he recordado. Recordé (porque hay cosas que por alguna razón se omiten o se llevan al olvido) que ya antes ha estado tan cerca que lo he podido ver, y oler, y tocar de muchas formas y en muchos momentos. Eso me hace esperar.

Y fue llegado a este punto que comprendí que la larva en su crisálida no se halla en una espera malograda, es una espera con un propósito claro, una espera transformadora. Ella sabe que pronto se convertirá en mariposa.

martes, 10 de abril de 2007

Adquiriendo compromiso con la palabra


Evitando ser ambigua. Diciendo. Afirmando. Valorando. Dando juicio. Evitando en mi cotidianidad el típico discurso del psicólogo que dice sin decir, o bien, que no dice en su decir, que no dice de su sentir.

Soy yo. Diciendo lo que creo, lo que siento, lo que sufro. Por lo que lucho. Por lo que vivo. Soy yo hablando de lo que me hace sentir viva y lo que me podría acabar. Soy yo expresando mis temores, mis dudas, mis preguntas. No importa se les parezco cursi. No importa si sueno muy beligerante. No importa si creen que soy fría, o que estoy loca de remate.

Soy yo, adquiriendo compromiso con mi palabra. Una palabra que ya no desgasta. La misma palabra que antes cansaba sostener y que ahora deleita. Mi palabra. La mía. De nadie más. Acá estoy yo sosteniendo mis sentires, mis creencias, mis ideas. Dejando evidencia de lo que soy, y que luego serán rastros de lo que fui. Soy yo exponiendo a los otros, a ustedes, mis luchas/temores/dudas/sueños. Soy yo exponiéndome.

Soy yo sosteniendo mi decir, aunque más adelante me lean y encuentren contradicciones en mi discurso, entre un discurso y otro. Si yo -al releerme- encontrara tales contradicciones, estaría muy satisfecha de ello, porque al final de eso se trata: de crear un cambio con la palabra. De ampliar visión y enriquecerse. De dialogar con otros y tomar lo que se reciba, lo que se te devuelva, para crear otra cosa, algo nuevo. Lo que se dijo y algo más, debiera salir de la escritura y del intercambio de palabras con otros.

Esta soy yo adquiriendo compromiso con la palabra.

domingo, 8 de abril de 2007

Cantos de amor y vida II

En alguna oportunidad tuve a dos grandes cubanos cerca mío, haciendo poesía y cantando en el patio/teatro de nuestra casa :o) (gracias tía Mila): Carlos Ruiz de la Tejera y Jesús del Valle (Tatica).

Recién terminó la función fuimos y compramos uno de sus discos. Su música y poesía impactó al público, tanto por las palabras más dulces como las más fuertes, y nosotros no fuimos la excepción.

Hoy, me encontré con su disco, y pongo acá un poco de su trabajo:


¿Quién es el ignorante que mantiene
que la poesía no es indispensable a los pueblos?
La poesía que congrega o disgrega,
que apuntala o derriba las almas,
es más importante a los pueblos que la industria misma;
porque ésta les proporciona el modo de subsistir,
pero aquélla les da el deseo y la fuerza de la vida.

José Martí.
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Yo te ofrezco...


...y esa luz
es tu sombra.

Es muy fácil dejarse amar como te estoy amando
mas yo no sé si lo que quiero darte
es lo que anhela tu corazón.

Yo te ofrezco el resto de las luchas de mi vida
yo te ofrezco la senda que me queda por andar
y hacer mías tus cosas más profundas y sentidas
y acaso restañar alguna herida
que haya dejado en tí el amor.

Yo te ofrezco que seas la alegría de mi vida
yo te ofrezco me inspires cada noche una canción
que tú seas mi eterno compañero de aventuras
y dejes que le robe la ternura
a tu profundo corazón.
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El amor...

Si el amor se posa en tu ventana
y sacude su plumaje de sudores
bríndale tu lecho de descanso
que también se cansan los amores.

Si el amor se posa en tu ventana
y sacude de sus plumas soledades
extiéndele tu mano en compañía
que el amor también sabe de ansiedades.
Si el amor se posa en tu ventana
y sacude su cuerpo por el frío
hazle un sitio sencillo entre tus brazos
que el amor también sufre sin abrigo.
Si el amor se acostumbra a estar contigo
porque en tí encontró lo que ha soñado
que no falten las verdades en tu mesa
que el amor no entiende del engaño.

Si el amor una tarde te confiesa
necesita emprender un nuevo vuelo
no vaciles, no le pidas, no le llores,
que el amor no entiende de consuelos.

Si el amor se posa en tu ventana
y te canta en despedida sus canciones
no lo encierres en tu jaula, no lo encierres
que el amor no entiende de prisiones.

Si el amor alza el vuelo con el viento
no vayas a pintarle de rencores
sólo así se van, pero se quedan,
sólo así no mueren los amores.
Poeta cubano.
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Buenas nuevas para Eva...


Enalteciendo la mente de la mujer
con sólidos estudios
vivirá a la par del hombre
como compañera
y no a sus pies
como juguete hermoso.

José Martí

Eva no quiere ser para Adán
la paridora pagada con pan.
Eva prefiere también parir
pero después escoger dónde ir.

Por eso adquiere un semental
y le da uso sin dudas normal.
Eva cambió la señal.

Eva sale a cazar en celo
Eva sale a buscar semilla
Eva sale y remonta vuelo
Eva deja de ser costilla.

Eva no intenta vestir de tul
Eva no cree en un príncipe azul
Eva no inventa falso papel
el fruto es suyo con padre o sin él.

Eva se enfrenta al qué dirán
firme al timón como buen capitán
y encoje hombros a Adán.

Eva sale a cazar en celo
Eva sale a buscar semilla
Eva sale y remonta vuelo
Eva deja de ser costilla.



¿Deseada o temida?


A quien con valor una vez dijo: "Quiero intentarlo".
A quien, aunque no pudo sostenerlo, hizo un intento.


Muchos -cual pintura de Picasso- la han conocido, y apreciado, y admirado...
Algunos hablan de deseo y sueñan -de lejos- con estar cerca.
Otros no saben si amarla o temerle.
Hay algunos que se limitan a dar valor y la impulsan a continuar.
Hay también los que prefieren intentar estar sin compromisos, porque para eso mejor "lo viejo conocido que lo nuevo por conocer".

Cuántas cosas secretas se ocultan entre el desear y el intentar... cuántos misterios sin resolver antes de acceder. Del querer al hacer. Y en medio de ambos, un gran abismo.
No todos saltan. No todos se atreven.
No en vano se le escucha decir: "Es que les doy miedo".

sábado, 7 de abril de 2007

Impulso creador

Escribir, bailar con intensidad y propósito, crear, dar vida a muchos hijos. En lo laboral, en lo artístico. Hijos nacidos de mi vientre, boca, manos y pies. Amar y crear. Y dar vida a algo más. Y dar vida.

A eso impulsas.

Nunca sentí tanto

Siempre sientiendo: "siento lo sucedido", "siento que le intereso", "siento que vale la pena vivir", "siento que...".

Tantos sentires: sentir el baile, sentir la humedad, sentir dolor, amor, pena... Tantos por quién y por qué sentir...

...y saber que recién descubro que esta gama de sentires es -aunque no parecía- la mas intensa, la más profunda...!

Una locura contagiosa




Toda mi vida era perfecta: todo definido, todo claro, todo etiquetado. Lo que no, desechado. Y así todo marchaba bien. Recibí muchas condecoraciones por eso.

De repente apareces con tu locura y pretendes dar vuelta a todo: propones desordenar, evitas definir como debe ser (¿se debe?) el principio y cuál sería el fin, quitas etiquetas a lo que intento poner nombre. Violas reglas, horarios, tiempo, protocolos...

Y de pronto: ¡todo está mal!!! Trato de organizar las cosas, colocar todo en su lugar... y resulta que ya no es posible! Tengo al mundo que me rodea encima, suplicando reordene este desorden que no soportan ver y que temen se extienda... pero no es posible ya rearmar las cosas. Imposible. El orden en que estaba todo pareciera no tener sentido ya, no necesariamente debiera estar ahí y en cambio podría estar cualquier cosa.

"Para saber qué quieres colocar ahí, sólo tienes que lanzarte de pique y atrapar lo que te parezca fascinante", me dices. Y cuando se sintió alguna vez esa adrenalina al lanzarse al vacío, no es posible dejar de buscar sentirla.

Traté -de verdad que lo hice- poner todo en su lugar, como corresponde. Y te presenté a los demás como el loco. No yo. Tú. Pero esa locura -que aún no tiene nombre ni me importa- es realmente contagiosa. Porque quien la vivió alguna vez, quien experimentó esa euforia, esa energía, retorna en busca de ese estado en algún momento de su vida...

Y entonces, para sentir de nuevo, me permito, al igual que tú, romper reglas de protocolo, tiempo y lugar. Y descubro que todo está bien! Y que el loco a mi lado puede ser un compa de viaje genial, que se permite soñar como siempre quise, que se propone cruzar montañas, cielos y mares como ahora quiero.

Para el resto podríamos ser un par de locos que no saben lo que hacen. Para nosotros es vivir.

Convertirse en dueño de su propio destino

Decir que el destino fue cruel con Penélope al hacerla tejer por años a la espera de su amado Ulises, sería un grave error. Hacer o dejar de hacer; vivir, soñar o resignarse, no son cuestión del destino sino decisiones a tomar por cada quien.

Puede que existan ciertas condiciones -llámese patriarcado, historia familiar, compulsión a la repetición o cualquier otro- que opaquen la gama de opciones con que se cuenta, pero debemos saber que son a final de cuentas eso: una opción. Y como tal, podemos decidir por algo diferente, algo que nos acerque más a la felicidad, a la libertad...

"Seré feliz cuando mi hijo madure", "podré estar bien cuando mi esposo cambie", "si tan sólo mi madre creyera en mí...", "el día que me quieras..", son sólo excusas para quedarnos atrapados en el confort que produce el ¡pobre de mí! El "qué lastima pero adiós" de Julieta Venegas pareciera mucho mejor que la frase que algunos cristianos han distorsionado y por lo que aceptan seguir "cargando la cruz a cuestas".

El romper con las barreras de lo mismo, y que nos atrevemos llamar destino, no es tarea fácil; puede incluso llegar a ser un tanto doloroso, pero estoy segura que da cabida a algo mucho mejor!

miércoles, 4 de abril de 2007

Escritura y movimiento

Con el baile busco expresar, poner afuera lo que no se puede con palabras. Cuando las palabras no alcanzan, no son suficientes, aparece la danza y mi cuerpo la aprovecha, la utiliza -porque lo necesita- para hacer "catarsis": ya sea para renegar, oponerse o intentar romper roles rigidizados; sea para expresar amor, odio, soledad... o tan sólo para revitalizarse o sentirse con vida.

Con la escritura intento poner en evidencia lo que mi cuerpo, alma y corazón intentan expresar, intentan ser. Con la escritura se expresa qué de la vida te enfada y qué amas del vivir. Por un momento pensé que mi dificultad con la escritura podría radicar precisamente en eso: poner en evidencia, abrirse, exponerse...

Al leer el blog de un amigo pensé -al igual que él- que efectivamente el lector, inevitablemente hace un intento - un tanto voyeurista- por saber qué del otro: quién está detrás de esas palabras y por qué las escribió.

Pero igualmente el baile permite mostrarse tal cual se es. Se puede expresar dolor sin decir: "estoy triste", o expresar pasión sin limitarlo a un simple "te amo" o "te deseo". Y es posible acabar llorando... o amando más! Porque el cuerpo ahí, en ese instante, siente, vive, se libera.

¿Qué me hace entonces temerle más a la escritura que al baile? ¿Por qué mi cuerpo le apuesta tanto al movimiento? En ambos casos, al poner punto final en un escrito o al hacer el último movimiento con la música, se cierra el escrito/danza pero se percibe aún abierto el pecho de par en par.

A final de cuentas, ya nada me detiene de continuar -a pesar de sentir temor- expresándome, diciendo a otro -cualquier otro- lo que soy, lo que siento, lo que quiero cambiar y lo que quiero sostener...

Hace algún tiempo ya que leí esta frase con la que cierro -el texto pero ni mo pecho- y que me hizo reaccionar: "Los barcos en el puerto están a salvo pero no se hicieron para eso".

¿Tendré algo para decir?

"¿Será que tendré suficiente qué decir como para sostener un blog?" Fue mi pregunta antes de atreverme a crear este espacio. Ahora respondo que todos tendremos algo para decir mientras tengamos vida. No importa si hay mil, diez, dos, uno... o ningún lector. Pongo acá mis escritos sabiendo que alguien podría eventualmente leerlos. Y eso da un nuevo significado a lo que hago.

En la cotidianidad es similar: haces y dices aunque no siempre hay un otro que desee escuchar o hacer con vos. Eso no implica que se deba dejar de ser coherente con lo que se cree, o que haya que silenciarse o dejar de actuar, de accionar. Es más, quién quita un quite, y por ahí aparece -porque apoya o contradice- alguien que le interese argumentar, agregar a lo que dices, interactuar con vos...