martes, 13 de octubre de 2015

Creciendo gracias a la maternidad

Cuando un hijo nace -además de toda la ternura y amor que esto puede hacer brotar- se siente la gran responsabilidad de educar a un hijo de bien, brindarle todo lo que se piensa que necesita y poder así hacerlo feliz.

Pero cuando tu hijo te brinda la mano cuando te caíste, cuando llora tus dolores, cuando te impulsa a hacer lo que sí puedes preocupándose menos por lo que no, te cuestiona por qué hablas fuerte cuando estás enojada y te hace el día regalándote una florcita silvestre o haciéndote reír con alguna de sus salidas, es cuando realmente te das cuenta que es más lo que aprendes de ellos que lo que vos enseñás como papá.

Cuánta empatía, fortaleza, seguridad, paciencia, dulzura y disfrute de las pequeñas grandes cosas he podido aprender gracias a mi hijo!  Soy una mujer mucho más feliz gracias a todas sus enseñanzas, gracias hijo por todo!!!

No hay comentarios.: