jueves, 3 de mayo de 2007

Un cuento al amor (un espacio para el deseo)


Alguna vez un amigo me solicitaba constantemente contarle un cuento con un final feliz.
Luego de escuchar por mucho tiempo su petición lo complací con el cuento... aunque le quedara debiendo el final feliz.
Ahora lo complazco publicando el cuento.



El mundo está lleno de imposibles... deseos imposibles y fantasías no realizadas!

En un cuento todo es permitido, sin embargo, éste no tiene un final feliz. Vivimos buscando realizar esos sueños, lograr la perfección, y de pronto es en la imperfección donde muchas veces nos encontramos, donde logramos sentir; es la incompletud la que nos permite vivir. Y mi vida sólo puede escribir sobre esto: anhelos deseados e inconclusos, sueños soñados e imposibles... al final eso es un sueño: espejismos, alucinaciones, fantasías, ilusiones...



Érase una joven soñadora, atrevida, luchadora... algunas veces calculadora y fuerte, pero en esta ocasión frágil, sensible y tolerable pues amó, creyó y se dio espacio para perder... perder lo suyo para ganar lo del otro; no cualquier otro, su otro, su amor... Quien ama pierde para ganar, y ella no fue la excepción, cedió lo suyo para ganar amor: cariño, ternura... recuperar deseos que por tiempos no había sentido... y amó, amó tanto que ya no sabía cómo no consumirse en este intento de gozo.

¿Y por qué no hacerlo? Amar no duele, ¿o si? ¡Cuán equivocada! Sin embargo deseaba amar, no a cualquiera... amar a quien fuera su pareja, a quien ella misma había colocado en ese lugar: a su lado...

Amar no basta. ¡Cómo puede esto ser posible! Sin embargo, ella sabía que amar no había sido suficiente... Ella lo percibía pues reconocía lo mucho que él la amaba, conocía de la inmensidad de deseo de su otro, lo había sentido soñarla, acariciarla, apetecerla, derrocharla... No obstante, ahí estaba ahogándose, el asma la acababa, la agotaba, ese hueco en su pecho, esa falta de aire... esa falta...


2 comentarios:

JOe dijo...

He de expresar una enorme complasencia, una enorme alegría al
ver algo que se diría estuvo entre sombras... en nuestro espacio...

Empero, al leer una y otra vez ésta genialidad, también añoro la insistencia-tal vez un tanto imprudente- de ese tiempo, insistencia que culminó con un espacio para el deseo...

གངས་རིན་པོ་ཆེ། dijo...

me encanta lo que escribes...