sábado, 7 de abril de 2007

Una locura contagiosa




Toda mi vida era perfecta: todo definido, todo claro, todo etiquetado. Lo que no, desechado. Y así todo marchaba bien. Recibí muchas condecoraciones por eso.

De repente apareces con tu locura y pretendes dar vuelta a todo: propones desordenar, evitas definir como debe ser (¿se debe?) el principio y cuál sería el fin, quitas etiquetas a lo que intento poner nombre. Violas reglas, horarios, tiempo, protocolos...

Y de pronto: ¡todo está mal!!! Trato de organizar las cosas, colocar todo en su lugar... y resulta que ya no es posible! Tengo al mundo que me rodea encima, suplicando reordene este desorden que no soportan ver y que temen se extienda... pero no es posible ya rearmar las cosas. Imposible. El orden en que estaba todo pareciera no tener sentido ya, no necesariamente debiera estar ahí y en cambio podría estar cualquier cosa.

"Para saber qué quieres colocar ahí, sólo tienes que lanzarte de pique y atrapar lo que te parezca fascinante", me dices. Y cuando se sintió alguna vez esa adrenalina al lanzarse al vacío, no es posible dejar de buscar sentirla.

Traté -de verdad que lo hice- poner todo en su lugar, como corresponde. Y te presenté a los demás como el loco. No yo. Tú. Pero esa locura -que aún no tiene nombre ni me importa- es realmente contagiosa. Porque quien la vivió alguna vez, quien experimentó esa euforia, esa energía, retorna en busca de ese estado en algún momento de su vida...

Y entonces, para sentir de nuevo, me permito, al igual que tú, romper reglas de protocolo, tiempo y lugar. Y descubro que todo está bien! Y que el loco a mi lado puede ser un compa de viaje genial, que se permite soñar como siempre quise, que se propone cruzar montañas, cielos y mares como ahora quiero.

Para el resto podríamos ser un par de locos que no saben lo que hacen. Para nosotros es vivir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por el desorden que sólo se vive, no se entiende, por la locura y esa extraña sensación de libertad que trae consigo, por romper reglas y buscar el estatuto de la excepción, por dejar el vano intento de controlar y simplemente dejar que las cosas sean!
Por el loco en vos, cada vez más libre.
Salud! con una copa de vino blanco.